Hoy avieso me he comido
el anillo de Sigfrido,
un bisonte disecado,
un martillo atolondrado,
dos bombillas medio halógenas,
tres hutús y cuatro indígenas,
doscientos deuterenomios,
mil cuatrocientos binomios,
una silla y una mesa,
aquella ballena obesa,
un bosque de robles y hayas,
una cebra con sus rayas,
dos bergantes y un galeón,
las Walkyrias y el dragón,
un planeta y diez estrellas,
cien mil cavernas bellas,
y antes de caer en coma
me he comido El Café de Roma.
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